¿Qué nos diferencia de la competencia? Estrategia de diferenciación en distribuidores y fabricantes

¿Algún cliente ha rechazado una entrega porque otro vendedor de la competencia llegó antes? ¿Alguno de ellos ha mencionado que los mismos productos los ofrece otro proveedor a precios más competitivos?

Probablemente la respuesta sea afirmativa y es que no hablamos de excepcionalidades. Ambas situaciones son habituales en la mayoría de las operaciones de nuestros clientes y ahora más que nunca se ha convertido en una variable a abordar.

Todos conocemos empresas (Tanto B2B como B2C) cuyo posicionamiento es claro y los clientes rápidamente reconocen e identifican su propuesta de valor. No es una tarea sencilla y frente a lo que la mayoría puede presuponer no estamos hablando exclusivamente de inversión publicitaria o exposición en medios sociales.

A nivel teórico existen exclusivamente dos estrategias competitivas: Liderazgo en costes y diferenciación. Sin embargo, y cómo en Ubiqua hemos podido corroborar, en la práctica la división existente entre ambas no es tan clara. Los clientes buscan un nivel de servicio diferencial a un precio competitivo. La pregunta es, ¿cómo se logra satisfacer estas exigencias sin poner en riesgo la rentabilidad del negocio?

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¿Qué nos diferencia?

Como se muestra en la imagen de arriba, si se analizan las distintas variables relevantes para una empresa de distribución comercial y el valor que las mismas generan tanto para la empresa como para los clientes se pueden sacar las siguientes conclusiones:

  • La mayor parte de empresas se centran en las variables que menos valor generan para ambos agentes: empresa y cliente. Dichas variables (accesibilidad, producto..) son condición necesaria pero no suficiente.

  • Cómo variable más “valiosas”: el servicio sigue siendo una variable esencial en la percepción que el cliente tiene de la empresa.

  • Por último, es la capacidad de la empresa para ofrecer una experiencia definida y estructurada la variable que más valora el cliente y a su vez, la que más valor genera para la empresa.

Son conclusiones globales, sin embargo, la diferenciación es individual e infinita. Ninguna empresa es igual por vender los mismos productos o por operar en el mismo área geográfico. La propia diferenciación puede sostenerse en algunos casos en la simple manera de hacer las cosas (Operación) o incluso en el color del uniforme de los vendedores (Marketing). En otros casos es el alto grado de conocimiento de los vendedores (RRHH) y en otros la rapidez en la entrega (Distribución).

Frente a este panorama, tal objetivo demanda a nivel gerencial la necesidad de construir equipos especializados. Equipos multidisciplinares (externos e internos) que trabajen en medir e interpretar las necesidades de los distintos segmentos de cliente atendidos y cómo dichas necesidades se están gestionando operacionalmente a nivel interno.

La cuestión es retadora y realista: El mercado viene anticipando que es y será una estrategia de diferenciación definida y estructurada que permita a la distribución alcanzar el nivel que esperan en cuanto a la fidelización de sus clientes. En conclusión, los negocios necesitan una estrategia de diferenciación ante su competencia para desarrollar una ventaja competitiva.

¿Qué tal empezar respondiendo a la siguiente pregunta? ¿Qué tiene mi empresa de diferencial? Parece este el mejor punto de partida. ¿Te ayudamos?

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